domingo, 4 de octubre de 2009

DIA 9,. GRAN METEORO Y CAMINO AL PELION






Teníamos pendiente la visita de los dos grandes monasterios de las meteoras, el Gran Meteoro y el de Varlaan, así que tomamos el desayuno y nos dirigimos al primero de ellos donde ya a las 8.45 había una cola bastante grande para entrar.







Pese a la cantidad de gente que había, pudimos verlo con relativa tranquilidad, pues es el monasterio más grande de la zona y siempre podíamos ir a visitar una dependencia donde no estuviera metida la gran aglomeración. Aquí pudimos ver, además de su iglesia principal, las antiguas cocinas, comedor, varias antiguas capillas convertidas hoy en museos, y algunos otros rincones muy interesantes.




Aquí conocimos a Leona, una belga de Mechelen que llevaba 20 días viajando sola por toda Europa y ésta era su última parada antes de volver a Bélgica. Visitamos juntos el monasterio y nos fuimos a ver el último de los seis. Al llegar allí nos dimos cuenta que no había nadie, miramos el cartel y resulta que cerraba los jueves. Nos marchamos al hotel para hacer las maletas y Leona se quedó visitando otros dos que le faltaban para después tomar juntos un refresco en el hotel antes de marcharnos.







Una hora más tarde estábamos sentados en el jardín de hotel con nuestro equipaje en el coche tomando un frapé esperando a Leona que apareció y nos acompañó con otro delicioso café. Le dije que si en su viaje de vuelta pasaba por algún lugar donde nosotros íbamos a estar, que nos llamara y podíamos quedar para tomar algo, a lo que ella respondió que si no nos importaba nos acompañaba el resto del viaje.



Así lo hicimos y emprendimos el camino hacia Xania. Llegamos a Volos y tomamos la carretera hacia Portariá. Este camino tiene muchísimas curvas y es cuesta arriba, así que tardamos bastante en llegar. Xania está situada a 1200 metros en la montaña del Pelión, justo a la estación de esquí desde donde se puede ver a la izquierda el Mar Egeo y a la derecha el Golfo Pagasático.




Llegamos al hotel a las 6 de la tarde, dejamos las cosas en el hotel y Leona aparcó cerca su furgoneta que le servía también de alojamiento, en ella tenía su cama y todas sus cosas.



Tras registrarnos nos fuimos a ver el pueblo de Zagorá, a unos 20 kilómetros de allí. Está dividido en cuatro distritos, caseríos o parroquias, en cada lugar se llama de una forma distinta. Nos paramos en el principal que es el de Agios Georgios, San Jorge. Aquí dimos una vuelta por sus empinadas y adoquinadas calles, vimos la iglesia, y nos sentamos en la plaza a tomar un tsipouro y probar los "gliká tou koutaliou", frutas en almíbar y licor, deliciosas pero muy dulces.






El paisaje es espectacular, el agua corre por todas partes, la carretera discurre entre bosques de castaños y robles y las vistas del Mar Egeo son impresionantes.





Llegamos de vuelta al hotel a las 22.00, nos fuimos a cenar y tomar alguna copa y nos acostamos arropados con mantas, pues la temperatura por la noche bajó hasta los 15 grados.

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