jueves, 15 de octubre de 2009

DIA 15.- A LOS PIES DEL OLIMPO

Hoy Leona nos acompañó a desayunar al hotel, cogimos nuestras cosas y nos dirigimos a Litochoro, un pueblo situado a los pies del Monte Olimpo. Fuimos a la oficina de información y nos dieron varios folletos sobre la visita a la montaña.





En primer lugar entramos en una iglesia situada en la plaza del pueblo y después dimos un paseo hasta la zona de la garganta y las cataratas. Era Agosto y no corría ni gota de agua por allí. Además había demasiados turistas, sobre todo del este de Europa, así que volvimos a por el coche para adentrarnos en la mítica montaña.



Una vez pasado el control del parque natural, nos detuvimos para ver el antiguo monasterio de San Dionisio, devastado por los alemanes y que en la actualidad los monjes que allí viven se están encargando de su restauración. Aquí vimos la iglesia central, el comedor, algunas viviendas y unas magníficas vistas de la montaña.


Poco después Llegamos a Prionia a 1.100 metros, último lugar accesible en coche y desde donde parten diversas rutas para explorar el Olimpo. Estuvimos andando un poco pero nos volvimos rápidamente, pues estaba demasiado masificado de turismo y los senderos no se encontraban todo lo limpio que sería de desear. Además a Leona comenzó a faltarle aire, así que nos detuvimos en el bar que hay allí a descansar un poco y continuamos el camino de vuelta. A pocos kilómetros vimos que partían varios senderos. Aparcamos el coche en un ensanche de la carretera unos metros más allá, Leona se quedó sentada en un banco de madera que había allí y nosotros nos adentramos a subir un poco por la montaña de los dioses.

Estuvimos una hora aproximádamente caminando por aquel maravilloso lugar, imaginando a Apolo correr por allí cerca para ir a ver a Afrodita. Un poco más lejos Hefesto labrando un bello escudo para el bélico Ares, y arriba del todo Zeus discutiendo con Hera por temas de faldas. Fue una experiencia estupenda con la que había soñado mucho tiempo.

Volvimos a Litochoro y nos fuimos a comer a la zona alta del pueblo, lejos de los sitios turísticos. Comimos en el patio de una taberna de pueblo la típica musaka, Imán, plato a base de verduras, y Ternera. Como es costumbre por aquí al pedir la cuenta nos trajeron un plato con una sandía riquísima.


Después de comer nos fuimos a darnos un baño y tomar un poco el sol a la cercana playa de Gritsa. Aquí estuvimos un par de horas y decidimos acercarnos a Pidna para ver las ruinas de la antigua ciudad. Desgraciadamente estaba cerrada, así que nos contentamos con verla desde fuera e ir a las salinas para tomar unas cervezas con mejillones.

Por último, volvimos al hotel donde cenamos y tomamos unos tsipouros y charlamos un buen rato con un amigo del dueño del hotel que hablaba español y quería hablar con nosotros. Nos dimos un baño en la piscina y nos fuimos a dormir, no sin antes hacer las maletas nuevamente, pues al día siguiente nos marchábamos a la capital macedonia "Tesalonica"

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