domingo, 4 de octubre de 2009

DIA 10.- PLAYAS DEL PELION


Hoy habíamos decidido ir a conocer las playas de la costa este del Pelión, así que desayunamos y nos dirigimos en primer lugar hacia la estación de esquí, a dos kilómetros del hotel para ver las dos costas de esta península, pero había muchas nubes y no pudimos ver nada.



Seguimos hacia la playa de Agia Saranta, perteneciente a Zagorá. El camino hasta llegar a la playa es bastante complicado pues la carretera, además de las innumerables curvas, es muy estrecha y con una pendiente muy pronunciada. .La playa es de arena fina y muy extensa. Estaba bastante tranquila y como era muy temprano, nos tomamos un cafelito en un chiringuito.


Continuamos hacia Agios Ioanis para ir a la famosa playa de Papá Neró. Tras una sucesión interminable de curvas atravesando parajes fantásticos llegamos a la playa. Es impresionante. La parte principal de la playa, pese a estar bien, no deja de ser una buena playa grande de arena, pero tras un corte que las rocas hace en la playa se esconde el verdadero paraíso de este lugar, aquí se forma una preciosa cala donde estuvimos practicamente solos. Nos dimos un buen baño en las increíblemente limpias y bravas aguas del Egeo.


Después de tomar un rato el sol y tomarnos un refresco en un bar, seguimos hacia Tsagarada. Este pueblo se encuentra también dividido en caseríos, aldeas o parroquias. La principal es la de Agia Paraskeví. Dimos una vuelta por los alrededores y caminamos por sus preciosas callejuelas hasta llegar a la plaza, donde se encuentra el plátano más antiguo de Grecia. Con más de 1.000 años de antigüedad, este plátano da sombra a toda plaza donde se encuentran varias tabernas con sus terrazas. Aquí comimos y desde este lugar baja la carretera que nos conduciría hasta la renombrada playa de Milopótamos, para mí la más bonita de todas las que vimos.


Bajamos en primer lugar a una pequeña cala situada a la derecha, donde la bravura del mar ese día hizo desistir del baño a Juanma y a Leona, ya que en este lugar hay bastantes rocas. Yo me atreví y me dí un baño estupendo, aunque al salir las manos las llevaba un tanto marcadas de las rocas.


Subimos de nuevo las escaleras y fuimos a la playa principal, situada a mano izquierda. Esta playa se encuentra dividida en dos por una gigantesca roca que se adentra en el mar que tiene una grieta en el centro formando un pasadizo natural que te permite pasar al otro lado. Este último sitio fue el que elegimos para darnos un buen baño, ya que aunque había mucho oleaje, la playa era de arena y la transparencia del agua te permitía ver el fondo.




Nos hubiera gustado continuar bajando más por la costa, pero la carretera es bastante sinuosa y se hace bastante cansado conducir mucho tiempo por ellas, así que decidimos volver al hotel. Nos duchamos y nos fuimos a ver Makrinitsa, un precioso pueblo llamado el balcón del Pelión, ya que desde su plaza se puede contemplar todo el Golfo. Es muy complicado aparcar pues el pueblo está ocupando la falda de la montaña, hacia arriba y apenas hay sitio para que pasen dos coches. Tomamos algo en la plaza y dimos una vuelta por las calles de abajo, donde hay muchas tiendas de souvenir. A las 22.00 nos sentamos a cenar en una taberna un poco más arriba de la plaza, donde comimos estupendamente. Después de comer, volvimos a Xania y tomamos una penúltima copa antes de ir a dormir.


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