martes, 29 de septiembre de 2009

DIA 6.- CAMINO DE LAS METEORAS

Este día se presentaba como uno de los más cansados del viaje, ya que el trayecto desde Nea Vrasná hasta nuestro próximo destino, Meteoras, era el más largo de todos; Así que salimos a las 8.30 y cogimos la Autopista que lleva a Tesalónica, para posteriormente tomar la dirección Veria, Grevená, Meteoras.


La primera parada la hicimos en Veria para desayunar y posteriormente desviarnos un poco para visitar el Monasterio de Panagía Soumelá. Este es un centro de peregrinación para todos los griegos originarios del Ponto. Cuando fueron expulsados de sus tierras por los turcos, a principios del siglo pasado, se llevaron consigo el icono de la Virgen y levantaron aquí un nuevo monasterio, donde cada 15 de Agosto se lleva a cabo una multitudinaria celebración.







Menos mal que llegamos el 17, pues los restos de lo que allí se había vivido hacían imaginar la gran aglomeración que tuvo que congregarse los días anteriores. Había incluso tiendas militares con camas y colchones para que la gente pudiera descansar esos días.







Continuamos nuestro viaje ya por la Autopista Egnatia, que debe su nombre a la vía romana que transcurría por esos lugares, atravesamos Grevená y unos kilómetros más allá nos detuvimos a contemplar el precioso paisaje de la garganta del río Venéticos. Este agreste pero bello lugar ya hacía presagiar lo que encontraríamos al llegar a las Meteoras.






A partir de aquí el paisaje se tornó de un verdor especial, atravesamos bosques de robles y hayas, vimos señales de paso de osos y al final vimos las siluetas de esas extrañas rocas.






A las tres de la tarde llegamos a Kastraki, pequeño y pintoresco pueblo situado justo a los pies de la carretera que conduce a los monasterios. Buscamos el hotel y tras colocar las cosas nos fuimos a comer a una típica taberna local.



Descansamos un rato, nos dimos una ducha y decidimos subir para ver el acceso a los distintos monasterios que íbamos a visitar al día siguiente. Tomamos algunas fotos y nos sentamos un rato a contemplar la increíble vista que desde allí se tenía.





Nos acercamos después al vecino pueblo de Kalambaka para dar un paseo, pero volvimos pronto, ya que nos encontramos un pueblo demasiado turístico, lleno de hoteles y con poco atractivo. Así que regresamos a Kastraki, cenamos y dimos un pequeño paseo por el pueblo, donde vimos una pequeña tienda que vendía juguetes de madera y marionetas del teatro de las sombras. Compramos una del pícaro Jadsiavatis y una trirreme y nos fuimos a dormir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario