jueves, 9 de abril de 2009

Dia 2.- Monasterio de Troyan y Kazanlak


Este día nos levantamos temprano y tras desayunar en el hotel cogimos el coche y nos pusimos rumbo a Veliko Tarnovo, ciudad que fue capital del segundo imperio búlgaro.


Al ir saliendo de Sofía, fuimos viendo que a excepción del centro, donde se encuentran la mayoría de monumentos importantes, el resto de la capital mostraba la verdadera cara de los casi 50 años de dictadura comunista. Ese tipo de construcción gris, sin estética alguna desarrollada por ese tipo de regímenes en todos los países de su influencia, la parte oriental de Berlín, era exactamente igual de deprimente, nos desanimó por un instante, pero pronto fuimos descubriendo que hay lugar para la esperanza de cambio.


En la carretera, una hora más tarde vimos un bar donde vendían productos típicos y como ya era hora de reponer líquidos, hicimos una parada para comprar miel y unos caramelos riquísimos y tomar un refresco.


Como el monasterio de Troyan estaba más o menos en la misma dirección que Veliko Tarnovo, decidimos desviarnos un poco para verlo, así que tomamos la dirección de Troyan. El pueblo no era especialmente bonito, reitero las construcciones y el estilo comunista, pero tras atravesar un puente siguiendo la dirección del monasterio, el paisaje empezó a cambiar. Unos kilómetros más adelante llegamos al pueblo de Orshak, donde hicimos otra parada en una preciosa mejaná, que es como se llaman aquí a las tabernas-restaurantes típicos. Después de una cervecita y un poco de queso Sirene y Kaskabal, continuamos hacia el monasterio que se encontraba dos kilómetros mas arriba.


Afortunadamente tomamos la decisión de visitarlo, porque es una verdadera maravilla. Situado junto a un río, rodeado de vegetación, y con la iglesia central adornada con hermosos frescos tanto en el interior como en el exterior de mismo. Es el tercer monasterio en importancia de Bulgaria.




Junto a él, con una terraza casi sobre el río hay una mejaná donde de nuevo hicimos una parada para probar el Airán, una bebida típica a base de yogur.


Como ya era la hora de la comida, casi las tres, decidimos volver a la mejaná donde habíamos parado antes, y comimos allí. La comida deliciosa, el trato exquisito y los precios estupendos.




Viendo que ya no nos daría tiempo de visitar Veliko Tarnovo y regresar a Kazanlak, donde teníamos reservado el hotel para esa noche, decidimos ir directamente a Kazanlak y comenzamos a atravesar los balcanes. Lástima que todavía los árboles estaban desprovistos de hojas, porque el paisaje que íbamos viendo hubiera sido aún más espectacular. A medida que nos acercábamos a la cima, nos encontrábamos más y más nieve, llegando a zonas donde había unos cortes de nieve de casi cuatro metros de altura, allí hicimos también varias paradas para disfrutar del paisaje, para después continuar nuestro camino hasta llevar a Kazanlak, capital del valle de las rosas, y lugar donde se encuentra una tumba tracia, patrimonio de la humanidad protegida por la UNESCO.



Aquí nos dirigimos al hotel, una autentica preciosidad. Tras asearnos un poco, dimos un paseo por la ciudad, la verdad es que si nos hubiera coincidido la fiesta de la rosa, a principios de Junio, hubiera estado mucho mejor, buscamos un lugar para comer, y tras otro pequeño paseo por Stara Zagora, nos marchamos a descansar al hotel, ya que Paco se encontraba con el estómago un poco delicado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario